jueves, 25 de junio de 2015

NEUROCOACHING

Reflexionando entre mis estudios en Neurociencias, el Coaching, la vida misma y conclusiones del taller de Neurocoaching que tuvimos el viernes pasado, donde escuchamos a Fernando de Castro hablar de sus bases. 
Espectacular su exposición y la práctica, que nos llevó a conocernos un poco más, a comprender el modo de actuar, el por qué de ciertas actividades básicas, en resumen encontrar un equilibrio entre lo que pensamos, sentimos y hacemos.



Todavía hubo quien me pidió después que hiciera un breve resumen de lo que yo creía que se unía el coaching y el sistema nervioso. Al final uno sale con tanta información que necesita algo más sencillo con lo que quedarse. Realmente todo se resume en la capacidad de cambio. Y esto es lo que más me gusta. Tener conocimientos tan profundos y llegar a la comprensión de ellos para luego ver la sencillez de la vida, lo importante que es simplificar y entender, por ejemplo, que el amor proviene de reacciones químicas (que pasan por distintas fases) y unas señales eléctricas que recorren de un extremo al otro nuestro organismo. Se utilizan así en la mayoría de los casos neurotransmisores que envían una gran variedad de señales dentro del tejido nervioso y el resto de los tejidos, coordinando así múltiples funciones. Comprender que el amor no debe ser una adaptación sensorial, sino algo nuevo a cada momento, porque sino nos acostumbramos y en consecuencia desviamos la atención. Al fin y al cabo todo es un ejercicio y todos tenemos la capacidad para hacer que sea nuevo y distinto a cada momento.

Una de las cosas que más me gustan del sistema nervioso es la plasticidad que tiene. La capacidad para adaptarse. Increíble que lo llevemos dentro como ejemplo y, sin embargo, tanto nos cueste llevarlo a cabo en nuestras vidas, exteriorizarlo y llevarlo a la acción. Esto significa que desde bien adentro somos maleables y tenemos la facultad para modificar nuestra conducta y adaptarnos perfectamente a lo que la vida nos pide a cada momento. En esto se basa la neuroplasticidad. Así podríamos decir que la neuroplasticidad es el potencial para el cambio. En esto reside sencillamente el Neurocoaching.



Se dice que el poder de una neurona es el resultado de su conexión con otras. Me recuerda al trabajo en equipo. Realmente ahí reside el éxito de todo trabajo. 100.000 millones de neuronas trabajando para que aprendamos, recordemos, mantengamos conocimientos, conformemos nuestros valores y capacidades. Aquí hay mucho que reflexionar...

Una neurona tiene la capacidad de transmitir señales eléctricas por ella misma a otras neuronas y de retransmitir las señales generadas de las otras neuronas a ella misma. Ellas se ponen en actividad cuando algo nuevo o distinto las estimula. También sufre una adaptación sensorial cuando el estímulo es repetitivo, es decir, si ese estímulo es constante y esto hace que no respondan de manera significativa. Todo esto no nos recuerda a bases de comportamiento humano??...

Esto es lo que me dice a mi que nadie puede decir lo típico que solemos escuchar: "yo soy así y ya no puedo cambiar". Esto es una excusa que nos buscamos para no ponernos en acción o quizá es el producto de una adaptación a algo que nos vemos obligados a hacer y que hemos perdido el estímulo, la motivación para realizarlo como algo nuevo y atractivo. Los profesionales del coaching sabemos que esto no es posible, que podemos generar cambios en nuestra vida, que lo llevamos intrínseco y que va impreso en nuestro propio adn. Es la capacidad más espectacular, la simbiosis entre lo que ocurre a cada momento en nuestro sistema nervioso y la capacidad por tanto del ser humano para generar cambios.


Para mi, este es un breve resumen de lo que es el neurocoaching. Hay mucho más que hablar y quizá yo no sea la persona adecuada ya que mi conclusión es demasiado flugal y austera. Pero lo más profundo es que seamos capaces de tener la inquietud de conocernos a nosotros mismos y de crecer generando cambios. Así al menos se puede llegar a todos. Pero lo que sí me queda claro es que entre la ciencia y la vida, hoy descubrimos que no es la respuesta lo más importante, como bien sabemos los coaches, es la pregunta.


Invito al lector a leer el libro de Neurocoaching escrito por Silvia Escribano, Fernando de Castro y Guglielmo Foffani. Además, este último es de los míos: músico. Mentes brillantes que nos hacen reflexionar con mucha más profundidad aquello de lo que yo he comenzado sencillamente a plantear en este artículo.


Por Marla Sánchez
Coach Holístico Sistémico

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