Cuando
hablamos de liderazgo personal,
hacemos clara referencia a un tipo de liderazgo
muy sui generis. Siempre que imparto
algún seminario sobre dicho tema, mi
pregunta hacia el distinguido público es la de siempre: ¿Cuántos de la sala se
consideran auténticos líderes?
Independientemente de la respuesta dada, la mía,
es que todos y cada uno de nosotros tenemos al menos alguien a quien dirigir, y
ese alguien es nada menos que a nosotros mismos. Por consiguiente, el liderazgo personal es la capacidad de
liderarse a uno mismo; con todo lo que ello conlleva, esto es, dirigir nuestras
propias metas hacia donde realmente nos interesa, etc, y lo más primordial de
todo, así al menos lo consideramos a la hora de realizar esta breve
exhortación, tener la suficiente parusía, es decir, valentía, de hacer una
auténtica introspección ontológica y descubrir la bestia que existe dentro de
nosotros mismos para descubrir lo brillantes que podemos ser en cualquier área
o campo que nos propongamos.
Por
consiguiente, podemos observar que es un liderazgo
al alcance de toda persona humana siempre y cuando esta se lo proponga.
A
continuación, no obstante, queremos brindaros una serie de trucos reales para
abordar de un modo más fácil, si cabe, el tema que nos ocupa. A saber:
En primer
lugar, y en palabras de un colega de profesión al que estimo pues ha sido
profesor mío, entre otros muchos motivos, deciros que lo que debemos hacer es zafarrancho, en el sentido de
desprendernos de todo lo que llevemos en nuestras mochilas imaginarias y
realmente no hacen otra cosa que hacernos mal. Todos sabemos de forma
fehaciente que nos perjudica.
En un
segundo lugar, debemos salir, en terminología psicológica, de nuestra zona de confort con lo que esto acarrea, esto es, no tener miedo al típico
“que dirán” o simplemente a un rechazo no sabemos por parte de quien… En
palabras también de mi profesor y colega, tenemos que salir de nuestra
“habitación del miedo”.
Algo que
no se nos puede olvidar, hace referencia, a coger los toros por los cuernos,
perdón por la expresión utilizada, o dicho de otra manera, tomar la hoja de
ruta que consideremos correcta para dirigir de forma efectiva y eficaz nuestra
vida.
Eliminemos
definitivamente todo lo tóxico que nos rodea, incluido aquellas personas que
consideremos toxicas de una manera o de otra. (niégome a pensar pues, que el auténtico tóxico seamos nosotros mismos…) Y sobre
todo, lo que consideramos lo más importante, sin obviar lo comentado, creer en
uno mismo y saber que somos personas maravillosas con nombres y apellidos.
Seres amados y que amamos, aceptándonos tal y como somos y saber que podemos
cambiar aquello que sea necesario, cambiando nuestro focus. Item más, no olvidemos que el mejor Coach del mundo reside muy cerca de nuestro entorno. ¿Saben cuál
es?
José L.
Ripoll Bruno. Coach ejecutivo & ontológico.
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