lunes, 20 de febrero de 2017

MIEDOS VS. COACHING DEPORTIVO

Según la RAE, el miedo es “la sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario”. En apenas dos frases, los académicos nos resumen la emoción responsable de mantenernos vivos desde tiempos inmemoriales. En el arduo camino del conocimiento de nuestra mente y su funcionamiento, nos queda aún tanto por explorar y asumir, que probablemente por eso la mayoría de nosotros consideremos como un problema uno de los mejores recursos de supervivencia que posee el ser humano: sentir miedo.

Desde hace millones de años y hasta nuestros días, hay un patrón idéntico e inalterable en las reacciones que genera nuestro organismo ante la presencia de una amenaza real o imaginaria. En un estado de alerta, se produce una alteración del ánimo que nos predispone física y fisiológicamente para desembocar en alguna de estas tres respuestas ancestrales: bloqueo, huída o lucha.


Tal vez hace 200.000 años tuviera sentido que el “homo sapiens” corriera en dirección contraria a la amenaza que acechaba y trepara en apenas unos segundos al primer árbol del bosque, o mejor aún,  que días más tarde la emprendiera a golpes con su maza de sílex contra la misma hiena de las cavernas que le había hecho huir en la primera ocasión.

En pleno siglo XXI, seguimos sintiendo miedo casi a diario, seguimos experimentando esas mismas sensaciones, pero debemos adaptar nuestras respuestas a los tiempos que corren. ¡Qué gran reto!.

Pero es en el mundo del deporte, ya sea profesional, amateur e incluso de base, donde más diferencias puede marcar la actitud con la que nuestros recursos nos permitan enfrentarnos al miedo. Porque en cualquier modalidad deportiva que elijamos, esta emoción milenaria nos viene a mostrar su mejor fondo de armario: miedo a perder, a no estar a la altura, a ser suplente, a sentirse rechazado, miedo a las críticas, miedo a no seguir en el equipo, miedo a las lesiones, miedo incluso, a ganar, a brillar, miedo ante la presión de no poder cumplir con las expectativas del entorno, miedo a cosas que pasarán…¡O no!.

Hay entrenadores, deportistas y profesionales del mundo del deporte, con una capacidad innata para gestionar con solvencia todo tipo de situaciones estresantes, pero son tan pocos, en relación al número de practicantes, que a los demás hay que ayudarles. Y la mejor ayuda que pueden tener en su proceso de mejora, es el acompañamiento de un coach deportivo que les asista, individualmente o como equipo.

No importa si el objetivo perseguido es el rendimiento (deporte profesional/amateur), o la formación (deporte base), en definitiva la sencilla ecuación para alcanzarlo es la misma:

éxito = (potencial) - interferencias

En la primera parte de la ecuación, que corresponde al potencial de cada deportista, un adecuado proceso de Coaching mejorará su desempeño mental y psicológico. ¿Cómo? Animándole, a través de preguntas potentes, la gran herramienta de un buen coach, a descubrir con curiosidad y cariño quién es realmente. Cuáles son sus fortalezas, sus valores, los que les conectan realmente con su esencia. Quién es cuando consigue estar conectado y alineado con ellos. Cuando consigue fluir y fundir cuerpo y mente mientras entrena o compite, y más que pensar, “siente”. El resultado: más confianza, más seguridad en sí mismo,  mejor autocontrol, mejora de la atención plena. En resumen, un incremento de potencial que lo acercará más al éxito.

Segunda parte, disminuir interferencias. La más recurrente y repetitiva: el miedo. Sigamos avanzando en el proceso: ¿Qué te atreverías a hacer hoy si no sintieras miedo? ¿Cómo sería tu rendimiento en competición si no aparecieran esos miedos? ¿Qué es lo peor que podría pasar si mañana no salen las cosas bien?. Imagina que acabas de triunfar, ¿qué le dirías a tus miedos? Lo que buscamos es dotar de los recursos necesarios al coachee, para cambiar la manera en la que se relaciona con sus temores.

Si analizamos de una forma neutra algunos de los efectos puramente físicos que produce el miedo en nuestro organismo (mayor contracción muscular, mayor ritmo cardíaco y aumento de la respiración pulmonar, dilatación de las pupilas, aumento de la atención y concentración, etc.) curiosamente lo que encontramos es “pura energía”. De ahí la importancia de hacerlo pasar por el filtro del Coaching para dejar de atender a esa voz interior de nuestro saboteador, que nos empuja a huir o peor aún, nos bloquea y lanzarnos de manera decidida a  luchar por  superar la  circunstancia, desafío o reto que la vida nos ha puesto delante.

Solo los buenos, los inconformistas, los inquietos, los que amplían cada día su zona de confort y persiguen sus sueños, están dispuestos a sentir a través del Coaching deportivo  experiencias como la que tuvo que vivir el Mariscal de Turenne, noble militar francés del siglo XVII, cuando, mirando al campo de batalla justo antes de entrar en combate, reflexionaba en el voz alta, diciendo: 

- “¿Tiemblas, cuerpo mío?…¡Más temblarías si supieras donde voy a meterte!”. 


Mariano Oyonarte
Coach Deportivo

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